miércoles, 2 de septiembre de 2009

Un corazón roto

Un corazón roto, un alma sin corazón, un espectro que vaga solitario entre las brumas, con lágrimas de cristal en sus ojos.
Flota medio a ciegas sin rumbo, con la seda de su figura rasgada. Envuelta con un frío manto de soledad infinita, se deja guiar por el viento que la empuja y traspasa, helando su interior vacío, translúcido, gris azulado, frágil a la vista, duro a los sentimientos.
Mi alma llora en silencio lágrimas de cristal porque mi corazón se heló para no sentir nunca más
El único infierno que existe es la propia vida, si sobrevivimos a esto... ¿por qué temerle a la muerte?
Rompía el fino aire a su paso. Un ser divinamente hermoso en su tristeza. Un alma desconsolada. Un ángel caído. Hundido, decepcionado. Abandono de un corazón enamorado, ahora de hielo, apaleado, roto,... inexistente. Antes alguien, ahora nada... se fundía en la nada hasta desaparecer. Había muerto para alguien y murió para sí misma en vida. Hecha de escarcha por dentro y por fuera, había renacido, reencarnada en un nuevo ser, algo tan esplendoroso como místico. Simplemente perfecto para los que son como ella. Otra alma solitaria, que vaga por el infierno de lo que llaman vida, sin rumbo, sin dirección, sin sentido, sin motivo,...

Déjate guiar por el viento.



El viento me entiende.
Tu nunca lo has intentado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario