miércoles, 2 de septiembre de 2009

Melodía

Una melodía lejana mecida entre las alas del viento, un susurro callado entre un lamento, un eterno caminar con una melancolía irresistiblemente hermosa en su mirada…sin duda es el caballero que me acompaña desde hace algunos años. Su esperanza es la bandera de una amargura, sus labios susurran sueños rotos e ilusiones vanas. Sus pasos se recubren de pensamientos, su lejanía a la vez es cercana, melancolía de una soledad que nos abruma cada noche y en cada despertar.

La eternidad nos une y nos aleja nuestra forma de unirnos a ella. Un ser que clamaba la muerte, una criatura insatisfecha con la vida que susurraba y deseaba terminar con ella. Jamás creyó que la muerte fuera un hombre de cabellos dorados, jamás supo que fenecer era sólo el rumbo hacia otra vida. Lo atraje a mí con el deseo de tener compañía, un camarada y un amante.

“¿Por qué uno se enamora de lo que jamás posee?”

Me enamoré de sus dedos de dulce satén que posaba en sus lienzos, de sus murmullos, de su hermosura, de sus jades de desafortunada esperanza, de sus mil plegarias y de su bello nombre -- -- -- -- --

La eternidad lo hizo ser más solitario, más débil, más melancólico y mucho más apocado al dolor. Odió matar al único animal que mata por placer, deseó acabar con su vida en su último amanecer, por siempre me odiará a mi misma por crearlo en un acto de soledad.

Sus cabellos alborotados corriendo presa de sus temores, su mirada nocturna enriquecida por los pasos en las sombras, la luz de su alma oscura y muerta deslumbraba a la mismísima luna. Yo por siempre condenada a seguirle, a desearle y rogarle su compañía junto a mis brazos. Nunca ha dudado de la humanidad, no dudo de que sean hermosos. Aunque los humanos son crueles y engañosos, llenos de odio. Él los ve hermosos y demasiado armoniosos, es demasiado filosófico y yo demasiado aguerrida

“Siempre lo desearé, siempre sentiré sus lágrimas sobre mi piel, siempre de él beberé el más amargo de los recuerdos…le amo y deseo que cada encuentro no prosiga a un desencuentro”.

Deseaba susurrarle una confesión, mas mejor callé y soñé…Con un beso, un abrazo…una ciudad…un mundo en medio de un sueño,… que con los rayos de la luna nos acaricia sintiendo el calor de un amor inmenso.


“los labios de un inmortal…saben a muerte y a vida…saben a un amor eterno que jamás se alejará de las sombras…del placer…del deseo…y del horrible sentimiento de la soledad.”

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